El Lazarillo de Tormes. Uno de esos libros que tan tabú nos pueden parecer, sobre todo si antes nos hemos tenido que tragar "joyitas" como La Celestina. El problema es que después de leer algunos clásicos de la literatura, les cogemos tirria a los demás por lo coñazo que fueron los primeros. Pero creedme, si lo cogéis sin prejuicios, El Lazarillo de Tormes (o "La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades", su título real) es un libro fantástico.
Por contarlo de manera escueta, El Lazarillo de Tormes es un libro que relata la vida de Lázaro, un niño de Salamanca que es cedido a un ciego por su madre para servirle. Sin embargo, debido a todas las perradas que el ciego le hace (aunque todas sean por su bien... o al menos la mayoría) Lázaro acaba hartándose de él y le deja tirado. Lázaro relata también lo que vivió con sus otros 6 amos, a saber: un clérigo que lo mata de hambre, un escudero al que debe mantener, un fraile malo en general (este capítulo fue censurado casi en su totalidad por ser muy anticlerical), un buldero, un capellán y un alguacil. Es muy entretenido, sobre todo el capítulo del ciego y el del escudero, ya que el resto, quitando el del clérigo, son muy cortitos.
Hablando de eso, una de las cosas que más impacta del Lazarillo es su longitud. Si lo comparamos con otros clásicos, éste es corto. Ridículamente corto. Sin embargo, esto lo veo como un aliciente; tiene una longitud perfecta, ya que alargarlo más de lo necesario habría sido un grave error. Ahí tenemos a la ya citada reina del sopor, cuyas explicaciones se alargan hasta el más profundo tedio, haciendo, en la mayoría de los casos, que perdamos todo el interés por la obra en cuestión, especialmente al principio, ya que lo que se cuenta ahí es totalmente inútil, o dicho de otra forma, un WTF como una casa. Y es por eso que leer el Lazarillo se hace tan agradable y ameno... excepto en los llamados "añadidos de la edición de Alcalá", que cuentan cosas que, a mi parecer, sobran y son innecesarias. Sólo se salvan un par de ellas, que dan alguna puntualización curiosa, como el final del pobre ciego, que se cuenta cerca del final. Estos se distinguen por ser añadidos de unas pocas líneas, aunque los hay que se extienden varias páginas.
El punto más fuerte del Lazarillo es su ritmo ágil. Se lee bien, es fácil de entender y las notas a pie de página son para explicar palabras, no conceptos larguísimos. Es entretenido, ya que no se para a describir más que lo justo y necesario, y eso hace que uno no pierda interés. Las conversaciones son escuetas, y se centran en lo importante; nada de saludos estúpidos ni demás chorriflauteces. La verdad, siempre se agradecen cositas como éstas.
Si bien es cierto que podemos encontrar versiones más o menos actuales, la que yo he leído, que estaba muy bien, conservaba un castellano antiguo. Por suerte, no lo era tanto como otras obras del mismo calibre, así que se entiende sin problemas. Pero, obviamente, si podéis encontrar una versión de castellano de hoy en día, de puñetera madre, que diría el otro.
En definitiva, esta joyita llamada Lazarillo de Tormes es un libro que no podéis dejar de leer aquellos que gustéis de leer aventuras curiosas, divertidas y muy bien planteadas. Total, no os queda otra; si estudiáis bachillerato, os obligan a leerla... XDD
PD: En efecto, ¡ahora marco palabras! Asín de molongui soy.
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