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2016/07/05

Salón del Manga de Bilbao 2016

Pongamos las cartas sobre la mesa.

Si el lector está esperando un profundo análisis, desglose o autopsia del contenido del II Salón del Manga de Bilbao, evento que se celebró entre los días 24 y 26 de junio de 2016 en el Palacio Euskalduna, me temo que aquí no lo va a encontrar.

Cubrir un evento es agotador. Te obliga a estar allí desde el mismo principio hasta el mismo final, a hablar con todo el mundo, a asegurarte de que aprecias y entiendes todos los aspectos que la convención tiene que ofrecer y un largo etcétera. Es un trabajo pesado y tedioso que requiere, como poco, cierto grado de motivación. Dado que yo ni cobro por este trabajo ni soy periodista, no le debo nada a la profesionalidad. Lo hago por el simple placer de hacerlo, y ese placer hay que encontrarlo. Si pude hacer un primer análisis del Salón del Manga de Getxo es porque ya lo conocía y ya tuve la oportunidad de disfrutarlo a mi manera. Me dieron ganas de hacerlo y lo hice con mucho gusto. Pero no sabía prácticamente nada acerca del Salón de Bilbao. No sabía qué esperarme. Y, a menos que seas un maestro a la hora de jugar con el hype y los sentimientos de la gente, el desconocimiento total y absoluto no da ninguna emoción.

Por eso, he querido regresar a mis raíces y empezar de cero. Después de muchos años, he decidido volver a disfrutar de un salón a mí manera, a mí ritmo. He asistido a las conferencias que me interesaban y he visto el contenido que me ha llamado la atención. Ni más, ni menos. Así que, al menos este año, disculpadme si no escribo un reportaje como Dios manda sobre el II Salón del Manga de Bilbao. Si lo preferís, podéis considerarlo unas impresiones. Creo que será mucho más digerible de ese modo. Y, ya que sólo voy a hablar de aquello por lo que me interesé, podéis encontrar el resto de actividades y contenido en la página web oficial. Os prometo que no muerde.