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2011/10/30

Los vascos también viajamos en el tiempo: Coca-Cola Erdi Aroan

Los vascos somos la polla. Y no es que lo diga yo, es que me remito a los hechos. Durante toda la historia, vosotros los mortales habéis necesitado complicadas máquinas, extraños experimentos o incluso algo de enajenación mental para poder viajar en el tiempo. ¿Qué frikazo no ha querido un DeLorean para recrear las escenas de la película Regreso Al Futuro? Señores, se han esforzado ustedes en vano. Los vascos nos lo hemos montado mucho mejor. A nosotros nos bastan cosas naturales para viajar en el tiempo. Como... una cueva. Para que volváis a construir estúpidos cachivaches de grotesco aspecto y mala funcionalidad, pringaos…
¿Os suena esta portada? Sí, ya apareció en un artículo anterior.
Ése es básicamente el argumento de Coca-Cola Erdi Aroan (Coca-cola en la Edad Media): dos chicos, Mikel y Aitor, mientras exploraban una cueva de la región de Ataun, descubren un pasadizo que no aparece en los mapas de la gruta de los que disponían. Curiosos, entran en él, pero pronto pierden el contacto dentro del estrecho hueco a pesar de ser un único camino. Aitor, a quien nunca perdemos de vista, se acaba despeñando dentro del agujero, y, cuando se levanta, se da cuenta de que ha salido al exterior. Su compañero no está por los alrededores… ni los alrededores en sí son como deberían. Se encuentra en un paraje que reconoce, pero muy a duras penas: no hay casas, los bosques son más frondosos, y la gente viste de manera extraña, en otras palabras, ha viajado al pasado. Tras ser tomado por ladrón, brujo o incluso demonio y sortear varios obstáculos, Aitor se encuentra "por casualidad" con Diego, un joven de la época a la que ha ido a parar (alrededor de 600 años en el pasado). El chico en cuestión, convencido de que ese extraño ser es un enviado de los cielos, le pide ayuda a Aitor para que le ayude a rescatar a la novia que le arrebataron, ya que era de una clase social más alta y no querían que estuvieran juntos. Así, Aitor deberá encontrar no sólo a su compañero perdido, sino también a la chica de su nuevo amigo y admirador, valiéndose tan solo de su ingenio y de la mochila que le acompañaba en su excursión cavernaria.

Durante su epopeya temporal, Diego y Aitor se ganarán el favor de un rey gracias a una simple aspirina, sortearán a tropas enemigas avistándolas con prismáticos o conseguirán infiltrarse en la prisión donde están Mikel y la novia de Diego con la ayuda de una linterna, por ejemplo. En un camino lleno de peligros, enemigos y obstáculos, nuestros héroes habrán de abrirse paso a través de una guerra, animales salvajes o soldados, todo con la meta de acabar volviendo cada uno a su casa... o época.

En lo referente al libro en sí, he de decir que me ha gustado mucho. Si bien es un tema bastante manido el de los viajes en el tiempo, me ha parecido que se cuenta de una manera curiosa y amena, aunque me hubiera gustado tener un diccionario a mano mientras lo leía en el pueblo. No es un libro muy largo (ronda las 150 páginas), así que es fácil deducir que no cuenta con muchas de esas descripciones infinitas que tanto odio y tan prescindibles y tediosas me parecen. Es parco en metáforas, por lo que no hay que comerse mucho la cabeza pensando en qué querrá decir. Sencillo y directo, Coca-Cola Erdi Aroan nos cuenta de un modo efectivo lo que va transcurriendo en la historia, sin necesidad de adornos en excesom aunque quizás sí que utilice un lenguaje un tanto más difícil de lo que fuera necesario. De todos modos, eso no es malo. Nunca se conoce demasiado vocabulario.

Como defecto, lo que parece ser un factor común en los libros que leo últimamente: Coca-Cola Erdi Aroan no cuenta con versión para mortales. Es decir, que si queréis disfrutar de las aventuras de Aitor y Mikel en la Edad Media, es indispensable que dominéis el euskera (o que tengáis una base y un diccionario al lado LOL). Además, el hecho de que se mezclen dos épocas cuyos lugares difieren en nombre es a veces confuso, ya que acabas por no saber exactamente dónde están los protagonistas, de dónde vienen o a dónde van, sobre todo porque dos nombres casi iguales (Ataun y Athaun) representan lugares diferentes en cada era. Sí, los vascos somos unos complicados pero lo compensa el hecho de que seamos tan geniales, atractivos, graciosos, majos, simpáticos, deliciosamente sarcásticos y que hagamos ruidos raros cuando nos da por ahí.

Resumiendo, Coca-Cola Erdi Aroan es una buena lectura en general. Directo, interesante y exclusivamente vasco, le da un giro a los viajes en el tiempo de siempre, juntando factores de dos épocas para crear una historia consistente y bien definida. De corta duración pero de lectura un poco complicada a veces, y un final quizás demasiado escueto, Migel Angel Mintegi nos sumerge en el año 1400 con una visión bastante acertada de esa era. Y llaman cerveza del paraíso a la Coca-Cola.
Con razón. Voy a ver si me queda alguna en la nevera...

Ficha técnica:
Título: Coca-Cola Erdi Aroan
Autor: Migel Angel Mintegi Larraza
Editorial: Ibaizabal
Colección: Ekin
Idioma original: Euskera
ISBN: 84-8325-234-1

Lo mejor:
-Ritmo rápido.
-Historia interesante y bien planteada.
-Ilustrado, que se agradece de vez en cuando.

Lo peor:
-El nombre de los lugares hace que sea confuso en ocasiones.
-Quizás utilice un vocabulario demasiado específico.
-El tema de los viajes en el tiempo: ¿quizás ya demasiado manido?

Nota: 8