Últimamente, me han hecho la misma pregunta una y otra vez: “¿Sobre
qué escribes en tu blog?” Sí, es cierto que quien me ha hecho la
pregunta ha sido siempre la misma persona, pero, sea como sea, la ha
repetido infinidad de veces. La respuesta más obvia hubiera sido que
no escribo en mi blog, pero, en su lugar, siempre he contestado a esa
pregunta con la misma respuesta: “Escribo sobre mí, porque no hay
tema más interesante que ése”.
Al margen de lo descaradamente que haya mentido en la segunda parte
de mi respuesta, la primera parte es absolutamente cierta: no dejo
pasar una sola entrada de este blog sin hablar de mí mismo de un
modo u otro. De hecho, me tienta responder a la pregunta anterior con
un “escribo sobre mí porque es mi blog y me lo tiro como quiero”,
pero no procede hablarle así a un profesor. No mientras siga siendo
mi profesor, al menos.
Siempre he escrito para mí mismo. Empecé este blog para tener dónde
contar lo que no podía contar en ningún otro sitio, para
desarrollar un cierto ojo crítico y, en cierta medida, para
practicar el bello arte de la escritura. Y, por tanto, no me gusta
hacer entradas que no tengan nada que ver conmigo. Si los periódicos
pueden ser partidistas y escribir de una manera u otra dependiendo
del partido político al que estén afiliados, ¿por qué no voy a
escribir yo de una manera concreta en un medio que no le pertenece a
nadie más que a mí —y a Blogger, supongo—?
Siguiendo esta lógica, y dejándole claro a mi profesor que no
pretendo que nadie me encuentre cuando haga búsquedas en Google —I'm
sorry, Joseba—, espero que sea comprensible el que quiera
hablar de algo que tiene un gran significado para mí para celebrar
mi regreso a las áridas tierras de Soul Swallow.
Si a alguien alguna vez se le ha ocurrido preguntarme cuál es mi
videoconsola favorita, y asumimos que no ha ocurrido durante un
momento de enajenación mental aguda, habré contestado sin dudarlo
que es la Game Boy Advance. La portátil de 32 bits de Nintendo tiene
un significado muy especial para mí, y se me cae la baba con sólo
pensar en todo lo que he jugado y lo que aún me queda por jugar en
ella —o en una Nintendo DS con ranura para GBA, vaya—. La Game
Boy Advance fue la primera consola portátil que yo estrené, que yo
mismo saqué de su caja, y me ha dado algunos de los mejores momentos
de mi vida en lo que a videojuegos respecta. Puede que los gráficos
sean mil veces mejores hoy en día; puede que haya habido consolas
con juegos e historias mucho mejores; puede que la Game Boy Advance
esté en ese punto muerto entre lo retro y lo moderno y no quede en
la memoria de nadie salvo por los juegos de Pokémon, pero todo eso a
mí me da igual. Como ya he dicho, yo escribo sobre mí, sobre cómo
siento yo las cosas, y ninguna consola puede compararse a la Game Boy
Advance dentro de los muros de mi cabeza.
Tengo muchas razones para sentirme así. La satisfacción de darles
una paliza a tus amigos dentro de sus bases secretas en Pokémon
Rubí, Zafiro y Esmeralda es difícil de olvidar. El haberme
pasado un día entero jugando a Zelda: A Link To The Past
y Metroid Fusion con un chico al que no conocía de
nada no tiene precio. Me entra la risa cuando recuerdo la cara que
puso uno de mis amigos cuando le dije que podíamos jugar juntos a
Rayman 3 aunque él no tuviese un cartucho. Buscar juegos de
GBA cuando la Nintendo DS comenzaba a apoderarse de todas las tiendas
se convirtió en una experiencia realmente divertida y emocionante,
porque nunca sabía qué llegaría a encontrarme. Me aferro mucho al
recuerdo de haber descubierto Golden Sun gracias a uno de mis
mejores amigos de la infancia, ya que fue algo que compartimos en
solitario durante mucho tiempo, y todavía hoy me acuerdo de él cada
vez que veo algo relacionado con la saga.
De hecho, del mismo modo que él me enseñó las bondades de Golden
Sun, yo le enseñé a él uno de los juegos que guardo más cerca
de mi corazón, y que es, probablemente, la razón principal de este
amor incondicional que siento hacia la consola que lo porta. Un juego
que me ha acompañado durante la friolera de once años, y el cual he
conseguido terminar, por fin, hace apenas dos semanas; un día antes
de mi cumpleaños, de hecho. Un juego que, hoy, me gustaría acercar
a todas las personas que tengan el detalle de leer lo que escribo,
porque pocas cosas en este blog lo merecen más.
Os presento uno de los candidatos a ser mi juego favorito de todos
los tiempos. Bienvenidos a la magia. Bienvenidos a Final Fantasy
Tactics Advance.
...Prometo intentar ser objetivo.
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Caja europea de Final Fantasy Tactics Advance. |