Lo
que tengo ahora mismo entre mis manos es lo que uno podría calificar
de pieza de coleccionista: una
primera edición firmada del primer
libro
de un escritor
novel que, dentro de las limitadas posibilidades que su región,
idioma y
temática autobiográfica
le ofrecen, ha
conseguido un reconocimiento nada desdeñable en diferentes medios de
comunicación y le ha valido a
su autor varias
entrevistas —entre
ellas, una en el programa Faktoria de EiTB— y
charlas en toda
una serie de escuelas, centros culturales y bibliotecas.
En
ese sentido, esta entrada no tiene nada de especial, ya que no estoy
hablando
de
nada de
lo
que no
se haya hablado
ya, por mucho que me duela no tener la exclusiva. No pretendo, por
tanto, inventar la rueda, pero sí que aspiro a reinventarla. Soy
el primero que se alegra de que un autor novato se
convierta en el centro de atención por
su brillante trabajo,
pero no
estoy de acuerdo con el enfoque que se le ha dado a este libro en los
medios, y me gustaría aportar mi pequeño granito de arena para
cambiar esa situación. Quisiera profundizar en lo que este libro es,
en lo que fue concebido para ser, y no en lo que la llamada cultura
popular —o,
aún peor, la
mercadotecnia—
dice que debería
ser.