Backloggery

Buscar en este blog

2014/03/26

Carlos Olías de Lima: Speaker de rebote

Ya soy todo un universitario y, como todo universitario que se precie, me veo acosado por incontables asignaturas de relleno que, por muchas vueltas que intentes darle, jamás tendrán ni la más mínima relación con lo que se supone que estoy estudiando. Al lector curioso y poco informado le diré que soy estudiante de Comunicación Audiovisual en la facultad de Ciencias Sociales de la UPV, situada en ese reino ajeno a las leyes divinas y humanas llamado Lejona. Pero soy positivo. Puede que una asignatura llamada Comunicación Comercial, Corporativa e Institucional no me vaya a servir de nada jamás, pero, ¡qué caray!, eso no quiere decir que no pueda intentar disfrutarla mientras dure. Sí, es cierto; algunas asignaturas son más difíciles de disfrutar que otras, pero mi mirada positiva prefiere decir que hay clases más divertidas que otras. Y he de reconocer, y con placer, además, que les he cogido cierto gusto a las asignaturas de periodismo, por malvados que lleguen a ser mis profesores.

El periodismo es precioso; siempre y cuando puedas trabajar en las ramas divertidas, claro está. Pero, fíjate tú por dónde, tengo una asignatura que se basa exclusivamente en los géneros divertidos del periodismo, y entre ellos se encuentra el que se ha convertido rápidamente en mi favorito: la entrevista. Siempre he sentido una devoción desmedida por escuchar la historia de la gente, ya que considero que todo el mundo puede dar una respuesta interesante si se le pregunta de la manera adecuada. Lo ideal es pedirle que te cuente su vida y agarrarte al objeto fijo más próximo, pero mucha gente necesita que se la estimule un poco más para soltar, de una manera absolutamente sincera, tanto con su interlocutor como consigo mismo, todo aquello que tan celosamente guarda en su interior. Es una experiencia irrepetible, y por eso es tan poco común.

Considero que todo el mundo tiene una historia digna de ser contada, pero nuestro profesor, que es un gracioso de cuidado, nos pidió, sin embargo, que buscásemos a auténticas celebridades: en sus propias palabras, "alguien a quien yo conozca". Esto me puso en un brete, porque yo los únicos contactos que tengo son los abrazos que me da mi mamá. Fue entonces cuando, como caído del cielo, mi antiguo compañero de Doblaje, Carlos Olías de Lima, de quien ya he hablado en este blog, me concedió una entrevista en calidad de profesional, y mi profesor la aceptó, a Dios gracias.

Carlos Olías de Lima trabaja de speaker en Miribilla, amenizando partidos de baloncesto desde que iba a la universidad, y ese oficio le ha llevado a diversos lugares a demostrar sus dotes: ciclismo, eventos dispares, e incluso al mismísimo San Mamés. Olías de Lima, convertido en padre, ha vuelto recientemente a la universidad e incluso se ha decidido a sumergirse en el vasto mundo del doblaje, y me ha hablado de todos esos temas en la primera entrevista de su vida, la cual os traigo porque, sinceramente, no podría gustarme más, y me dolería no poder exprimirla como se merece.

Olías de Lima (Bilbao, 1980) es una persona peculiar. Curioso por naturaleza, antes incluso de comenzar la entrevista, él mismo me quiso hacer preguntas a mí sobre varios temas, prestando absoluta atención a todo lo que tuviera que decir. A sabiendas de que su trabajo consiste en hablar, no es difícil imaginar que él entiende mejor que nadie el valor de escuchar, pues eso es lo que le da de comer. A pesar de ser docto en su campo, parece vacilar a la hora de hablar, como si tuviese que medir cada una de sus palabras, pero todas sus declaraciones gozan de gran fuerza. En comunión con sus estudios, Olías de Lima se presenta como el paradigma de lo que esperamos de todos los políticos: sincero, responsable y sin miedo a abrirse frente a los demás.

(Y, respecto al título del artículo, sí: tenía la oportunidad de hacer un chiste de baloncesto y la he usado.)
  • ¿Cuánto tiempo llevas ya trabajando de speaker en el estadio de Miribilla?
Comencé en el año 2002; estamos en el 2014, así que son ya 12 años.
  • ¿Cómo conseguiste ese trabajo? ¿Qué te llevó a ser locutor?
Es una historia larga, pero me parece bonita de contar. Yo, desde pequeño, siempre he jugado al baloncesto; es un deporte que siempre me ha gustado. Mi padre me lo transmitió desde niño y después yo lo heredé. En mi grupo de amigos, que coincidía que eran mis amigos del equipo de baloncesto, había entonces, hace doce años, un chico que estaba en primero de universidad, que también es amigo mío y que se llama César. Había un entrenador, Óscar Villaverde, que nos entrenó cuando éramos infantiles –que tendríamos 14 años–, en el colegio público Birjinetxe, que está en Txurdinaga. Óscar Villaverde, en ese momento, era entrenador del colegio Maristas de Bilbao, en la calle Iturribide. El club Patronato, [al que pertenece] Maristas, organizó un torneo junior masculino en La Casilla, en el que invitaron a los equipos juniors del Pamesa Valencia, del F.C. Barcelona, jugó también el Siglo XXI País Vasco, Maristas, la selección de Euskadi y [el] Unicaja de Málaga. Entonces, este entrenador me llamó para pedirme el teléfono de mi amigo César, que había sido miembro del equipo también, y [como] estudiaba primero de Periodismo, pensó en él. “Oye, dame el teléfono de César, por favor, porque estamos organizando un campeonato de baloncesto y queríamos tener un speaker”. Yo se lo di, y no volví a saber más de él hasta [dos o tres días después]. Me llamó y me dijo que César no podía ir, que no tenían speaker y que si yo lo quería hacer. Yo no le dije ni sí ni no; le dije que nunca había hecho eso. “No, pero bueno, es fácil”, [me dijo]. Estaba de moda, por aquel entonces, ese locutor tan famoso de baloncesto que se llama Andrés Montes, que era como mulato, con pajarita. (risas) Al final, fui al torneo; no para hacer de speaker, sino porque mis mejores amigos eran, casualmente, estudiantes en el colegio Maristas. Así que fuimos al torneo todos juntos porque ellos me invitaron a ir, y ahí este entrenador me lo volvió a pedir; y como a veces me cuesta decir que no, le dije que sí. Fue un viernes, un sábado y un domingo, y al [cabo] de una semana –esto sería en septiembre–, me llamó [otra vez] diciendo que el Bilbao Basket necesitaba también un speaker, que jugaban en la categoría LEB Plata, por aquel entonces, y que a ver si lo quería hacer. Le dije que sí, y me hizo mucha ilusión, porque, al fin y al cabo, era el equipo de mayor categoría de la ciudad. Fui a hablar con Chucho Sanz y con Alberto Ibeas, que entonces eran, digamos, los responsables del departamento de administración del club, y, bueno, fue fácil convencerme, supongo.
  • ¿Cómo fueron tus primeras experiencias en ese campo?
Al principio, uno está nervioso, porque, de alguna manera, estás en un pabellón y tu voz la escucha más gente; y ya sabes que, cuando trabajas de cara al público o cuando lo que tú haces es juzgado por más personas, a veces, cuando te equivocas, aunque sea un error leve, las cosas pueden magnificarse. Entonces, yo tenía 19 años: era mucho más joven y bastante más nervioso (risas), y muchas veces me equivoqué. Aunque he aprendido de ello y ahora me alegro.
  • ¿Qué te ha aportado este trabajo, tanto en el ámbito profesional como en el personal?
Profesionalmente, digamos que, a lo largo del tiempo, me he ido dando cuenta [de] que lo que más me gusta es la comunicación; no sólo la comunicación deportiva, que también, sino también la comunicación política o social, y eso antes quizá no lo tenía tan claro, porque creo que las influencias que yo tenía, tanto familiares como de otro tipo, me incitaban más a hacer otro tipo de estudios, igual, más técnicos que no me gustaban, pero que, como la sociedad los demanda, la gente trata de empujarte para que hagas esas cosas.
Y a nivel personal, como todo, me ha ayudado a crecer como persona, a ganar responsabilidad, a saber que, cuando uno tiene obligaciones y que lo que haces es juzgado por muchas personas, te obliga a dar lo mejor de ti mismo. Y a saber que tienes que ser una persona seria, a tratar con personas y saber llevarlas, a aceptar las críticas –sobre todo, a aceptar las críticas– y a tratar de mejorar para que las críticas se conviertan, quizá, en halagos.
  • ¿Le tienes cariño a tu oficio, como tantos otros profesionales de la voz?
Sí que le tengo cariño. La verdad es que, después de tanto tiempo, le tengo cariño a lo que hago y, sobre todo, le tengo cariño al baloncesto y al equipo, al Bilbao Basket. El otro día, por ejemplo: este fin de semana pasado, jugaron contra el Real Madrid; los jugadores han anunciado que iban a ir a la huelga y las noticias sobre el club son un tanto... no sabría decir. Vamos, que hay incertidumbre sobre el futuro. Fue un partido muy emotivo y la verdad es que me emocioné.
  • ¿Te imaginabas de joven que acabarías siendo un speaker?
No, nunca lo imaginé. Pienso que es como... estas cosas que pasan en la vida. Yo sé que siempre estuve en el mundo del baloncesto, por afición, y desde pequeño mi padre me llevaba a ver al antiguo equipo de baloncesto de la ciudad, el Caja Bilbao. Fuimos siete años socios, hasta que desapareció. Jamás lo imaginé. Pero me parece curioso que, por cosas de la fortuna, haya terminado haciéndolo. La verdad es que me gusta, me alegro y me gustaría continuar.
  • ¿Qué otra cosa te hubiera gustado hacer en la vida?
Ser speaker me gusta, y espero poder hacer más cosas, pero, como te he dicho antes, me gusta mucho la política, y a veces pienso que tengo vocación de servidor público. Quizás me gustaría dedicarme también, de alguna manera, a poder representar a los ciudadanos en las instituciones públicas. Creo que la profesión política está mal percibida por los ciudadanos, porque creo que, efectivamente, ha habido muchos casos de corrupción y noticias que, efectivamente, hacen que la sociedad perciba a los políticos como personas irresponsables. Yo pienso que no soy así, que mis principios son otros, y quizá, algún día, también me gustaría poder hacer eso. No obstante, si no puedo, me gustaría, por lo menos, saber de ello. Es por eso que estoy haciendo ahora Ciencias Políticas, y espero terminarlo este año.
  • Si ahora mismo pudieses dejar tu trabajo y dedicarte a eso, ¿lo harías?
Me gustaría, al menos, compatibilizar ambas cosas, porque, al fin y al cabo, ser speaker del Bilbao Basket me exige dos o tres días al mes. Sí que es verdad que, a raíz de ello, he podido hacer de speaker en otro tipo de eventos: por ejemplo, lo hice en una carrera ciclista. [También] he hecho varios eventos de publicidad en San Mamés: normalmente, suelo ir tres veces por temporada, en los partidos importantes, de mayor “relevancia social”, contra la Real Sociedad, contra el Madrid o contra el Barcelona. También he estado en Santander. Me haría ilusión participar este año en la Copa del Mundo de baloncesto, que es aquí. ¿Dejarlo? Ojalá que no. Al fin y al cabo, a las cosas que se hacen durante tanto tiempo se les coge cariño, así que preferiría no tener que hacerlo; al menos, de momento.
  • Tienes un trabajo estable, pero el año pasado decidiste volver a la UPV para terminar tus estudios de Ciencias Políticas, cosa que, a primera vista, tiene poco que ver con tu profesión actual. ¿A qué se debió la decisión?
Tampoco lo denominaría “trabajo estable”: efectivamente, es una actividad por la que se me remunera, que, a lo largo del tiempo, ha sido estable, y me gusta. ¿Por qué retomé mis estudios? Bueno, siempre que me he esforzado he sido buen estudiante y he obtenido resultados, pero creo que me había faltado constancia y voluntad; y el hecho de haber sido padre el año pasado, de alguna manera, me impulsó a [ello]. Pensé [que] algún día voy a querer que mi hija también vaya a la universidad, y la voy a tratar de incentivar a que tenga inquietudes intelectuales, a que le guste leer y a que estudie, igual que han hecho mis padres conmigo. Entonces, pensé que no conseguiría que ella lo entendiera si yo mismo no lo he hecho. De alguna manera, volver a la universidad también es para dar ejemplo; y en el día de mañana, cuando yo le diga que, si quiere, ha de estudiar, que vea que su padre, [quien] se lo dice, también lo ha hecho. Ésa es la razón principal.

Es una buena razón.

Gracias. (risas)
  • ¿Te gustaría darles uso a tus estudios en algún momento trabajando en algo relacionado con la política?
Como te he dicho antes, siempre he tenido vocación de servidor público, pero, al mismo tiempo, también me gusta mucho la comunicación, ya lo ves, o deportiva o política, así que si no es una cosa, me gustaría que fuera la otra. Ambas cosas están bien; no me quejaría.
  • Has sido una persona que se ha equivocado mucho a la hora de elegir qué estudiar y cómo encaminar su vida. ¿Qué consejo le darías a todos aquellos jóvenes que, como tú en su día, no saben bien qué camino escoger?
Sí; yo me he equivocado mucho, y tengo el concepto de haber sido un “rebelde sin causa”: fui rebelde para cosas tontas e idiotas y, en cambio, fui muy, ¿cómo lo diría?, “dócil” para las cosas importantes. Le diría a todo el mundo que pensara en sí, en lo que le gusta hacer. Piensa en qué te gusta, qué es lo que te apasiona, y después, a pesar de que otros te digan “no, no lo hagas, porque no vas a encontrar trabajo”, yo diría que lo hicieras si te vas a esforzar a tope. Es decir, haz lo que te guste, pero tratar de ser el mejor. Y estoy convencido de que, obrando de esta manera, las posibilidades de tener éxito son altas.
  • Hablando de estudios, ¿influenció tu trabajo actual de algún modo en tu decisión de estudiar doblaje? ¿De dónde salió esa idea?
Sí, por supuesto que el hecho de estudiar doblaje fue exclusivamente influenciado por hacer de speaker del Bilbao Basket. El año pasado, previendo que esta temporada iba a ser la Copa del Mundo, me dije a mí mismo que estaría bien dar un curso que me ayudara a vocalizar mejor, a expresarme mejor, o quizá también a encontrar diferentes tonalidades que se pudieran acoplar al espectáculo, en este caso, del baloncesto. Si a eso le añadimos que siempre me ha gustado el cine, me pareció una buena idea hacerlo. Por eso me apunté; me alegro de haberlo hecho.
  • ¿Qué destacarías de esa experiencia?
Destacaría que, como el año pasado retomé los estudios y al principio me costó, porque llevaba mucho tiempo sin estudiar, de algún manera, eso era como un "punto de diferencia" en lo que hacía [durante] el día y me valía un poco para evadirme. También me [gustaron] mucho los compañeros; me pareció que el ambiente del curso era muy bueno, lo cual también ayudaba mucho. El profesor también era divertido y hacía las clases llevaderas.
  • ¿Cuál ha sido el cambio más grande de tu vida en los últimos años?
Uf... Es una pregunta complicada. Pero el más grande, lógicamente, es el haber sido padre el año pasado. Es algo que todo el mundo te dice que te cambia la vida; no creo que te cambie la vida. Pienso que, de alguna manera, cambia la forma en la que tú percibes la vida y en la que das importancia a las cosas. Normalmente, la mayoría de la gente se preocupa de sí misma: yo voy primero, y después, seguramente, vaya mi familia, o mis personas más queridas. Pero cuando uno es padre o madre, antepone los intereses de su hijo; después va él, y después sus personas queridas.
  • ¿Ha afectado –o crees que afectará– eso a tu carrera?
Sí, pienso que sí. De momento, lo está haciendo positivamente, porque haber sido padre ha generado en mí una voluntad que antes, igual, sí tenía, pero no conseguía trabajarla. Entonces, sí, estoy contento por ello. Creo que ahora puedo conseguir muchas más cosas de las que hubiera conseguido antes si no hubiese tomado esta decisión junto [a] mi pareja. Aunque, entonces, nunca pensé que fuese a ser así. (risas) Eso es verdad; es una cosa que he experimentado después.
  • ¿Cómo calificarías tu trabajo? ¿Crees que está suficientemente reconocido, que se valora como se debe en todos los sentidos? ¿Qué mejorarías, si tuvieras la oportunidad?
Estoy contento con lo que hago y creo que, más o menos, lo hago bien. Reconocido o no, no lo sé. Pienso que los aficionados del Bilbao Basket ya están acostumbrados a mí; llevo tanto tiempo... Sé que también habrá aficionados que sean críticos con mi labor. Yo a ellos les diría que, desde que [estoy] en el club, siempre he tratado de mejorar y hacerlo lo mejor posible –para mí y, por supuesto, para el equipo, que es lo más importante–, que tengan un poco de paciencia y que estoy abierto a las críticas constructivas cuando me las quieran decir. Soy una persona que sabe escuchar.
  • ¿Tienes algún referente o modelo a seguir, sea en el aspecto que sea?
Siempre he admirado a las personas bondadosas y buenas, o a las que yo considero así. Siempre me ha gustado la política, y como líderes políticos, digamos que mi referente sería Gandhi. ¿Por qué? Porque creo que fue una persona que recibió una instrucción educativa muy, muy alta, y que, después, en vez de decidir vivir con un nivel de vida, digamos, medio-alto, prefirió sacrificarse y luchar por sus ideales, y, además, hacerlo de una forma pacífica y no violenta, y que creo que lo consiguió. Me parece un gran hombre. Además, admiro también mucho a John Lennon, básicamente porque desde pequeño siempre me han gustado Los Beatles y porque siempre me ha gustado su figura: inconformista, una persona rebelde, con unos ideales muy altos, que ha luchado y que ha tratado de promover muchos de los valores que yo comparto. Ésas son las dos personas que más admiro. Y en el mundo del baloncesto, ya que sería injusto no decirlo, siempre he admirado a Magick Johnson, por lo mismo: porque, en contrapartida con Michael Jordan, Magick Johnson es un jugador que promovía el juego colectivo, y Jordan siempre me ha parecido un jugador más individual. Si lo extrapoláramos al mundo político, sería la diferencia entre el colectivismo y el individualismo, y yo siempre he sido más colectivista, más socialista. (risas)
  • ¿Alguna vez te han reconocido? ¿Qué se siente?
Por Bilbao, alguna vez, tomando algo, sí, me han reconocido por ser el speaker del Bilbao Basket. Y siempre que lo han hecho, han sido majos y agradables conmigo y me he sentido contento de que me saluden. Nunca he tenido una mala experiencia en este sentido; siempre que ha pasado, he sentido que la persona que lo hacía lo hacía con cariño, con lo cual me ha parecido agradable.

Eso dice mucho, ¿no?

Sí. (risas)
  • ¿Cuáles son tus proyectos para el futuro, profesionales o personales? ¿Dónde te ves de aquí a cinco años?
Este año, me quedan ya cinco asignaturas para terminar; me gustaría terminarlas, y el año que viene cursar un máster en esta misma universidad. Voy a tratar de hacer el máster y luego optar a una beca de investigación para hacer una tesis doctoral. No lo quiero dar como algo fijo, porque tampoco me gusta hacer planes a muy largo plazo; sí tener un plan, pero, a veces, cuando uno se carga de expectativas y después no salen bien las cosas, termina defraudado. Prefiero llevar metas poco a poco, tener tiempo para pasar con mi familia y educar a mi hija, y también para el resto de mis aficiones: viajar en verano, hacer submarinismo, continuar arbitrando... Dentro de cinco años, no creo que haya cambiado mucho mi vida; de hecho, siempre he vivido en Bilbao, me gustaría continuar haciéndolo, me gustaría mantener las amistades que tengo y, quizá, por qué no, [hacer] algunas otras nuevas que me puedan aportar, y yo a ellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario