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2013/12/01

Salón del Manga de Getxo 2013

A todos nos llega alguna oportunidad de vez en cuando, por pequeña que sea. Es cierto que no se me han presentado demasiadas de momento, y la mayoría de ellas han acabado siendo decepcionantes, en el sentido más positivo de la palabra –si es que lo hubiera, vaya–. Sin embargo, resulta fascinante cómo algo pequeño y aparentemente inútil, o incluso algo que en un principio parecía poco más que un error, puede desembocar en una oportunidad enriquecedora y, cuanto menos, interesante.
Puede que algunos recordéis el artículo que escribí el año pasado acerca del Salón del Manga de Getxo y que publiqué en este mismo blog. Aunque no lo comenté directamente –si bien un ojo avizor podría haberlo intuido por las etiquetas de la entrada–, aquel reportaje estaba destinado a ser un artículo que se publicaría en Osu! Nippon, pero nunca llegó a ver la luz del día por aquellos lares. Pero ya había redactado el reportaje, así que decidí no desperdiciar mis esfuerzos y publicarlo por mi cuenta como otra entrada de blog cualquiera. Era simple cuestión de honor, en realidad. Honor y una fobia malsana a dejar un artículo sin publicar.
Curiosamente, no mucho después de colgar aquel proyecto de reportaje en el blog, recibí un e-mail de nada más y nada menos que Fernando García o “Cosmo”, quien resultó ser el mismísimo coordinador del Salón de Getxo del año pasado. Me figuro que debió buscar opiniones acerca del Salón en la red y se encontró con la mía por casualidad, porque el mío no es precisamente un blog conocido. Sea como fuere, intercambiamos varios mensajes después de eso y, tras pedírselo tan amablemente como me fue posible, se ofreció a conseguirme un pase de prensa para el próximo Salón. La verdad es que me sentí poderoso... pero acabé olvidándome del tema. Mi motivación no dura tanto.
Por suerte, el pasado 9 de noviembre, Cosmo me envió un nuevo mensaje. En él me contaba que, a diferencia del año pasado, él no se había encargado de la organización del evento en ningún sentido, pero que trataría de conseguirme el pase igualmente. La verdad es que no pensaba ir al Salón, pero la idea de acceder a un evento con acreditación personal por primera vez en mi vida fue una tentación difícil de rechazar. Y visto que mis profesores de la universidad apoyaban la idea fervientemente –de algo tiene que servir compartir asignaturas con la carrera de Periodismo, supongo–, decidí lanzarme a la aventura y tratar de hacer un trabajo digno de las credenciales que llevaría al cuello.
Por tanto, permitidme que me tome la libertad de ir un paso más allá. Me gustaría no sólo hacer una crítica personal del evento, sino, en cierta medida, contar también cómo fue mi primera experiencia como reportero no sólo dicharachero, sino también acreditado.
Vamos allá, pues.