A
todos nos llega alguna oportunidad de vez en cuando, por pequeña que
sea. Es cierto que no se me han presentado demasiadas de momento, y
la mayoría de ellas han acabado siendo decepcionantes, en el sentido
más positivo de la palabra –si es que lo hubiera, vaya–. Sin
embargo, resulta fascinante cómo algo pequeño y aparentemente
inútil, o incluso algo que en un principio parecía poco más que un
error, puede desembocar en una oportunidad enriquecedora y, cuanto
menos, interesante.
Puede
que algunos recordéis el artículo que escribí el año pasado
acerca del Salón del Manga de Getxo y que publiqué
en este mismo blog.
Aunque no lo comenté directamente –si bien un ojo avizor podría
haberlo intuido por las etiquetas de la entrada–, aquel reportaje
estaba destinado a ser un artículo que se publicaría en Osu!
Nippon,
pero nunca llegó a ver la luz del día por aquellos lares. Pero ya
había redactado el reportaje, así que decidí no desperdiciar mis
esfuerzos y publicarlo por mi cuenta como otra entrada de blog
cualquiera. Era simple cuestión de honor, en realidad. Honor y una
fobia malsana a dejar un artículo sin publicar.
Curiosamente,
no mucho después de colgar aquel proyecto de reportaje en el blog,
recibí un e-mail de nada más y nada menos que Fernando García o
“Cosmo”, quien resultó ser el mismísimo coordinador del Salón
de Getxo del año pasado. Me figuro que debió buscar opiniones
acerca del Salón en la red y se encontró con la mía por
casualidad, porque el mío no es precisamente un blog conocido. Sea
como fuere, intercambiamos varios mensajes después de eso y, tras
pedírselo tan amablemente como me fue posible, se ofreció a
conseguirme un pase de prensa para el próximo Salón. La verdad es
que me sentí poderoso... pero acabé olvidándome del tema. Mi
motivación no dura tanto.
Por
suerte, el pasado 9 de noviembre, Cosmo me envió un nuevo mensaje.
En él me contaba que, a diferencia del año pasado, él no se había
encargado de la organización del evento en ningún sentido, pero que
trataría de conseguirme el pase igualmente. La verdad es que no
pensaba ir al Salón, pero la idea de acceder a un evento con
acreditación personal por primera vez en mi vida fue una tentación
difícil de rechazar. Y visto que mis profesores de la universidad
apoyaban la idea fervientemente –de algo tiene que servir compartir
asignaturas con la carrera de Periodismo, supongo–, decidí
lanzarme a la aventura y tratar de hacer un trabajo digno de las
credenciales que llevaría al cuello.
Por
tanto, permitidme que me tome la libertad de ir un paso más allá.
Me gustaría no sólo hacer una crítica personal del evento, sino,
en cierta medida, contar también cómo fue mi primera experiencia
como reportero no sólo dicharachero, sino también acreditado.
Vamos
allá, pues.
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Cartel del Salón del Manga de Getxo 2013. |
El
Salón del
Manga de Getxo de 2013 se celebró los días 16 y 17 de
noviembre, tan solo una semana antes del Salón del Cómic. Como de
costumbre, el evento se dividió ambos días entre mañana y tarde.
Algo a mencionar es que la entrada ha doblado su precio este año –de
1,5€ a 3€–, pero sigue siendo necesario comprar dos si queremos
pasar allí el
día entero.
Según
los datos que pude obtener, el día de mayor afluencia, el sábado,
6.000 personas en total se pasaron por el evento; 2.000 menos que el
año pasado.
No
pude estar allí por la mañana, así que vi el interior del Salón
por primera vez el sábado por la tarde. A
pesar de que experimenté ciertos problemas técnicos a la hora de
ser galardonado con un ilustre pase de prensa y tuve que hacer mi
entrada en escena con una insípida invitación de cartón duro,
pronto tuve la acreditación colgada al cuello y pude empezar a hacer
mi trabajo con un poco más de reconocimiento.
El
primer plato fuerte de la primera tarde fue una charla de
introducción al cosplay organizada por ALE, un grupo formado por
tres amigas con aficiones comunes que presentaron varios proyectos a
la organización del Salón. Hablaron de costuras, telas y materiales
(papel maché, fibra de vidrio, goma EVA o Worbla,
entre otros) y de las ventajas y desventajas de cada uno a la hora de
fabricar ropa, accesorios o incluso armaduras. Dieron consejos,
detalles y sugerencias nacidas de su propia experiencia para aquellas
personas que quisieran dar su primeros pasos en ese mundo sin
tropezar.
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Charla sobre cosplay. |
Tuve
la oportunidad de entrevistar a Alicia Bañus, una de las personas
que dio la charla y que, además, ganó el concurso de cosplay que se
celebró más tarde ese día, cuyo nivel fue considerablemente más
alto que el de años anteriores, según muchos. Acerca de la charla y
de la exposición de cosplay que también había organizado ALE para
el Salón, Alicia me contó que habían recurrido a contactos de
nivel dentro del mundillo para que donasen alguno de sus trajes para
la causa, pero que comprar los bustos y hacer los carteles fue
bastante costoso.
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Público durante el concurso de cosplay. |
La
organización de este año pareció apostar por ofrecer talleres,
torneos y concursos, actividades puramente interactivas, en lugar de
más
eventos
de interés general para el aficionado al manga. Así, como la
mayoría de años, pudimos ver el clásico taller de Go
o un torneo de Yu-Gi-Oh!, pero también se dieron talleres de montaje
y pintado de Gundams (que se vio reducido a pintar simples Warhammers
por falta de presupuesto), de ParaPara
o, entre otros, de Hama
Beads,
el cual tuvo bastante éxito, a juzgar por el número de personas que
había siempre allí. Las
actividades
principales fueron las
que tuvieron lugar en el escenario bien
entrada la tarde de ambos días
(los
concursos de cosplay,
karaoke, y “variedades”), pero también organizaron campeonatos
de videojuegos,
un
pequeño Maid Café
que
se mantuvo abierto como un stand más desde el inicio del Salón
hasta su cierre y
varias charlas acerca de temas populares dentro del sector, como los
doramas o
el J-Pop.
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Maid Café. |
A
pesar de todo, algunas de las decisiones tomadas por los
coordinadores del Salón de este año no obtuvieron una recepción
demasiado favorable por parte de los asistentes. El público se
mostró agradable, el ambiente fue bueno –especialmente el sábado
por la tarde, hora de máxima afluencia–, las ventas estuvieron
dentro de lo esperado y los robos descendieron notablemente respecto
al año pasado; muchos visitantes de otras regiones de España me
confesaron que, después de haber estado en Salones por toda el país,
el público vasco es sin duda el que mejor respuesta ofrece en todos
los sentidos. Pero, en general, tanto vendedores como visitantes
quedaron un tanto desencantados y calificaron al Salón de “flojo”.
Las opiniones más generalizadas fueron que faltaba variedad, que el
volumen de la música del escenario sobrepasaba todo lo humanamente
sobrepasable y que subir el precio de la entrada no había sido para
nada una buena decisión:
“es pagar por entrar en una tienda”, dijo uno de mis
entrevistados. El número de stands con respecto al año pasado se
vio drásticamente reducido, pero aquéllos que lograron hacerse con
un hueco en aquella jungla afirmaron no haber tenido ningún problema
para conseguirlo, y no sólo eso, sino que la gran mayoría se
mostraron encantados con el espacio que les había tocado.
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El Salón a hora punta. |
Entre
las sugerencias y opiniones que pude recoger, algunos pedían que el
Salón se repartiese en tres días; otros, que no hubiera que pagar
por dos entradas cada día. Los asistentes lamentaron la ausencia de
autores u otros invitados de renombre dentro del mundillo que el
Salón pretende representar. Las opiniones acerca del ya conocido
cierre a mediodía fueron dispares, ya que entusiasmaba a unos
mientras que otros lo odiaban. También oí alguna que otra queja
sobre lo juntos que están los Salones del Cómic y del Manga el uno
del otro, cuando otras ciudades dejan un espacio de meses entre
ambos. “Es como hacer elegir a la gente”, me dijo la dependienta
de uno de los stands. Acerca de la organización oficial, oí
opiniones favorables que la calificaban de muy seria, aunque “se
nota que no son amantes del manga”.
El
estreno de la Asociación
Motsukora
como coordinadora del Salón del Manga de Getxo ha sido
controvertido. Otras asociaciones como Tarasu,
organizadora del Salón del año pasado, Maru o Chikara
se mostraron muy descontentas con cómo Motsukora había hecho las
cosas en esta edición del Salón. Tras entrevistar a altos cargos de
cada una de ellas, los problemas de comunicación entre coordinadores
y colaboradores quedaron patentes: las múltiples cancelaciones de
último momento, el hecho de que Chikara se quedase sin stand y
tuviese que compartirlo con Tarasu o la dificultad que tuvieron
algunas asociaciones para ponerse en contacto con otras apuntan a que
una de las principales razones del aparente fracaso del Salón de
este año es que los propios coordinadores no supieron poner sus
ideas en orden a tiempo. Maru manifestó su descontento con Motsukora
y afirmó que no volverían a trabajar con ellos si las cosas seguían
así. Chikara, por su parte, criticó duramente la utilización del
espacio y, sobre todo, la valla que separaba la zona de los stands y
el escenario, y aunque tuvo sus problemas con Motsukora, admitió que
al final se mostraron atentos con ellos.
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Concurso de variedades. |
Si
bien yo no soy ningún experto, soy de la opinión de que el Salón
ha descendido un par de peldaños desde el año pasado en
lo que a calidad respecta.
Los productos
se alejan cada año más del manga puro, hasta el punto de que
encontrar cómics
dentro de la carpa se
está volviendo ridículamente complicado, por el simple hecho de que
la mitad de los stands se centran en vender camisetas que
poco tienen que ver con este sector.
Los contenidos, aunque relacionados con la cultura oriental y el
manga, eran más de lo mismo que se puede ver todos los años: no
se trajo a ningún invitado de renombre y
apenas se
ofreció
ninguna novedad real. A
pesar de todo, y aunque el Salón podía verse en su totalidad en
media hora, el
ambiente era
lo suficientemente agradable
como para que apeteciese quedarse allí.
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Ejemplo de la exposición de cosplay. |
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Y, cómo no, la prueba del delito. |
Por
otro lado,
he de admitir que el pase que llevaba al cuello hizo mi
trabajo
mucho más sencillo y llevadero: los entrevistados se mostraban mucho
más
dispuestos
a responderme cuando me
acercaba a ellos,
el
personal de seguridad me saludaba al pasar y no me instaba a
“abandonar el recinto” en cuanto se acercaba la hora de cierre, y
tuve la oportunidad de hablar con gente a la que no había tenido
acceso el año pasado. El trato con todo el mundo fue estupendo y,
como
primera experiencia profesional
en el mundo del periodismo, he de decir que quedé encantado. Desde
aquí, muchísimas gracias a todos aquéllos que pusieron su granito
de arena respondiendo a mis preguntas, y a Cosmo por dejarme usar sus fotos para este artículo.
Y
hasta
aquí mi crónica del Salón del Manga de Getxo de 2013. Ahora, sólo
nos queda esperar hasta el año que viene, y confiar en que los
muchos imprevistos y dificultades que se han presentado este año a
la hora de organizar el evento no se repitan en 2014 y podamos tener
un Salón a la altura de la ciudad en la que se celebra
y de lo que sus habitantes esperan de él.
Quizás
haga falta que se divida de un modo un poco más equitativo lo que se
invierte en cada uno de los dos Salones.
A mi también me parece un abuso por parte del ayuntamiento de Getxo cobrar dos veces un mismo día. Se debería poder acceder con una misma entrada tanto por la mñana como por la tarde.
ResponderEliminarRespecto al tema del las asociaciones, sólo decir que Chicara desde el principio dijo que no necesitaba stand. Si lo hubieran solicitado, lo hubieran tenido, puesto que había espacio de sobra