Como
ya dije en su día, si algo me han enseñado las asignaturas de Periodismo que me
obligan a estudiar en la universidad, amén del propio
arte del periodismo, es a apreciar el valor de una conversación sincera y
profunda. El periodista, por profesión, tiene en sus manos la oportunidad
dorada de hacer preguntas que, a veces, hasta son respondidas. Esas preguntas
pueden estar destinadas a, entre otras cosas, completar una noticia,
complementar un reportaje o recabar información para una crónica. Pero no son
esos géneros los que nos atañen. Humildemente, pienso que, si se hace bien, no
hay género más bonito que la entrevista.
Pocas cosas hay más mágicas que una
entrevista personal, pero, ojo: no toda sucesión de preguntas entra dentro de
esta categoría. Una entrevista temática puede ser muy interesante, pero pierde
mucho encanto. Es trabajo. Es rutina. Retorciendo una expresión típica de mis
compañeros catalanes, “es mal”. Ir ahí a hablar de tu libro —perdonen la manida
referencia— va bien para hacer negocio, pero carece del mismo nivel de
intimidad que ofrecen las auténticas entrevistas personales. La expresión está
muy mal vista hoy en día, pero ponerse frente a alguien y dejar que te cuente
su vida es apasionante, siempre y cuando ambas partes se lo tomen en serio. No
hace falta haber tenido una vida loca y apasionante; basta con hacer las
preguntas correctas, ser honesto y no tener miedo a hablar demasiado. Siempre
hay qué contar.
Pero todo eso son divagaciones, teorías,
castillos en el aire. El que un amateur haya hecho dos entrevistas personales y
ambas le hayan cautivado no demuestra nada; si acaso, que es fácilmente
impresionable, o que el factor personal pesaba demasiado para dejarle pensar con
claridad. Hay que mirar a auténticos periodistas, profesionales del sector, y
leer sus trabajos para confirmar y desmentir nuestras sospechas. Y os diré
algo: eso de tener razón por una vez sienta genial.
Las entrevistas que aparecen en la prensa, a
fuerza de tener que ceñirse a la actualidad, están basadas en eventos: ahí
tenemos El Hormiguero, donde los
invitados van, en la mayoría de los casos, a hablar de su último proyecto,
trabajo, o vaya usted a saber. Pero cuando te libras de los grilletes de la prensa
y tienes libertad para hacer lo que quieras sin tener que rendirle cuentas a nadie
ni justificar tu trabajo con un próximo lanzamiento, se te abren las puertas
para excavar, pulir y lucir joyas que tus jefes jamás te habrían dado la
oportunidad de salir a buscar. No sé si éste será un caso de frustración
periodística, pero, desde luego, es un buen ejemplo de lo mucho que dichas
joyas pueden llegar a brillar.
Con todos ustedes, Cultura de bar: Conversaciones con Fito Cabrales.
Portada de Cultura de bar. |
Para aquellos que no le conozcan, Fito Cabrales destaca a día de hoy por dar nombre y liderar al grupo musical Fito & Fitipaldis, aunque los que gusten de géneros más duros y grupos un poco más antiguos podrían conocerle por haber sido integrante de Platero y Tú, o incluso por Extrechinato y Tú. Fito, al menos hace unos años, no era especialmente dado a conceder entrevistas, pero hizo una tremenda excepción con Darío Vico, autor del libro en cuestión. Puede que le inspirase confianza un periodista que “ha escrito en montones de revistas sobre rockanrol”, como reza la cubierta; quizás tenía ganas de contar su historia sin tapujos y sin tener que centrarse en darle bombo a un nuevo disco, o es posible que, simplemente, se le presentase esta oportunidad y le apeteciese mojarse. Fuese cual fuese la causa, el efecto son 102 páginas de texto llenas de una vida tan humilde como fantástica.
Lo primero que hay que concretar de Cultura de bar es que no es una novela
al uso. Que no cunda el pánico; tampoco es una biografía. Como su propio subtítulo
reza, el libro consta de una serie de híbridos entre conversación y entrevista
en las que Vico le pregunta al músico diferentes detalles acerca de su vida, y
Fito, como buen conversador, acaba, en palabras del escritor, yéndose por los
cerros de Úbeda y contando lo que a él le parece apropiado en cada momento.
Para mantener el ritmo vivo de la conversación original, Vico decide no ordenar
la historia por orden cronológico, sino que las conversaciones aparecen en el
orden en el que surgieron. Así, la narración acostumbra a dar saltos adelante y
atrás en el tiempo, adaptándose a las necesidades de la propia historia. El
desarrollo es, por tanto, un tanto caótico, pero perfectamente natural, y no
hace falta ninguna clase de esfuerzo sobrehumano para saber por dónde van los
tiros en cada momento. Vico se extiende un poco más sobre este tema en la
introducción. De todos modos, el propio Fito se encarga a menudo de
refrescarnos la memoria cuando trae de vuelta un tema antiguo o un nombre que
hace tiempo que no aparece, como haría cualquiera de nosotros si le contase una
historia muy larga a alguien que no sabe nada de ella.
Es difícil hablar del contenido de Cultura de bar sin caer en los temidos y
odiados spoilers; la gracia de esta
historia está en descubrirla de primera mano, y de la mano del propio Fito. La
trama gira, por supuesto, alrededor de la vida del músico, desde sus raíces hasta
los últimos trabajos que había publicado en 2005 —fecha de publicación del
libro—, ya con Fito & Fitipaldis. De hecho, “gira” es una palabra muy
apropiada, y en más de un sentido: la historia comienza con la primera guitarra
que Fito se cuelga al cuello y acaba, irónicamente, con el saludo inicial,
pasando a trompicones por todas las demás etapas de su vida. Una gran parte del
libro está dedicada, además, a las giras en las que ha participado con uno y
otro grupo: Fito se recrea en sus propias historias de carretera sin ninguna
clase de censura, sacando ahí a la luz algunas de sus mejores y más chocantes anécdotas
y haciéndose querer a cada frase, coincidamos o no con su modo, o sus modos, de
ver el mundo. Sería un auténtico desperdicio concretar más, ya que una de las
virtudes de la historia es que no sabes qué esperar de cada momento. La ficción
es, en cierta medida —y que Dios me proteja por lo que voy a decir—,
predecible, pero una vida no sigue guiones dramatúrgicos. El ritmo que Vico y
Fito dotan a la historia es uno de los puntos más interesantes del conjunto:
veloz, casi salvaje, pero sin llegar nunca a dejarnos atrás, lo que nos permite
disfrutar sin llegar a cansarnos.
Durante todo este artículo, he estado
debatiéndome sobre si debería usar la palabra “libro” o no. La alternativa,
“taco de hojas encuadernadas”, es mucho más larga y no ayuda a ilustrar lo que este
híbrido es realmente, así que la mejor opción es comentar el contenido en sí.
Para cualquiera que haya echado ya un vistazo a la ficha técnica del final, es
obvio que el número de páginas difiere con el que he dado unos párrafos más
atrás. Una simple resta nos revela que hay 24 páginas extra que no forman parte
de las conversaciones en sí. Estas páginas son las que convierten a Cultura de bar en una, digamos, guía de
referencia: la entrevista está acompañada de una introducción escrita por Vico —ya
mencionada con anterioridad—, de una lista de nombres citados para que, en caso
de duda, podamos seguirle la pista a cada personaje que interviene en la trama,
y de un apéndice que consta de una sesión de fotos exclusiva y una guía de
todos sus trabajos.
Muestra de la sesión de fotos del libro. |
Sin embargo, está claro que no todo el mundo
se preocupa por temas tan baladíes como la escritura correcta: sólo hace falta
fijarse en que a nadie parece escocerle que el 98% de los vocativos que nos
encontramos día a día estén mal puntuados. Permitidme un inciso para aclarar
que no es un problema made in Spain —que
nos gusta eso de criticar al vecino más que a un tonto un caramelo—, sino que
gente a la que tenemos idealizada como dioses de la narrativa también fallan
continuamente en algo tan sencillo y básico como eso; los ingleses y
americanos, verbigracia. Por eso, el que la puntuación pueda hacer llorar a un
catedrático de la lengua no es impedimento para poder disfrutar de Cultura de bar: es, de hecho, casi un
punto a su favor, ya que uno llega incluso a ignorar deliberadamente tales
errores para sumergirse de lleno en la historia. Cualquier fan de Fito, sea un
tiquismiquis del lenguaje o no, encontrará en estas entrevistas una lectura no
solamente muy amena, sino realmente interesante y absorbente. Puede incluso
servir como iniciación a aquellas personas que no conociesen al músico hasta
ese momento, aunque, por supuesto, el factor afectivo-emotivo tiene mucho peso
en obras de este estilo, y la experiencia en ambos casos será radicalmente
diferente.
Pero el mundo no acaba con Cultura de bar. Esta obra forma parte
de la colección “Conversaciones”, que incluye entrevistas a otros grupos y
artistas tan conocidos como Rosendo, Siniestro Total (¡mi grupo favorito!) o M
Clan, entre otros. Y Cultura de bar
está tan bien hecho en general que nos deja con ganas de leer más libros de la
colección, los cuales podrían ser incluso mejores que éste. Desde luego, yo voy
a intentar hacerme con un par más, aunque parecen estar descatalogados. Puede que no sea fácil.
Pone Digimon. No necesito otra excusa para enseñar esta foto. |
Ficha
técnica
Título:
Cultura de bar: Conversaciones con Fito Cabrales
Año: 2005
Autor: Darío Vico
Nº de páginas: 126
Editorial: Zona de Obras / SGAE
Colección: Conversaciones
Idioma: Español
Idioma original: Español
ISBN: 84-8048-634-1
Año: 2005
Autor: Darío Vico
Nº de páginas: 126
Editorial: Zona de Obras / SGAE
Colección: Conversaciones
Idioma: Español
Idioma original: Español
ISBN: 84-8048-634-1
Lo
mejor:
-Una
entrevista apasionante, muy bien llevada a cabo y divertida: perfecta para fans
de Fito y como modelo para futuros periodistas.
-El
material extra que incluye: discografía, sesión de fotos exclusiva…
-Nos
deja con ganas de más, y hay toda una colección de libros similares sobre otros
artistas.
-El
contenido es lo suficientemente bueno como para que nos olvidemos de los
muchísimos errores.
Lo
peor:
-…pero
esos errores siguen existiendo y pueden llegar a resultar molestos.
-Es
probable que una gran parte del contenido pueda encontrarse también online de
manera gratuita.
-El
libro parece estar descatalogado, así que puede resultar difícil de encontrar.
Nota:
8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario